ENEMIGO PÚBLICO: EMPRESARIO O TRABAJADOR. JE, JE, JE.

¿Quién es el enemigo público? ¿El empresario o el trabajador?

Comienza el año y escucho en las noticias la misma cantinela de siempre: Negociaciones entre empresarios y trabajadores respecto al aumento de salarios. Que si hay crisis, que si estamos saliendo, que si las empresas ganan mucho, que si la productividad, que los niveles de paro son muy altos, que no somos competitivos, que los mileuristas, que las horas de los funcionarios públicos, que el coste social… Podríamos hacer una lista enorme de lo mismo de siempre.

Sin embargo hay algo que nunca leo ni oigo.

 

Empresarios y trabajadores

Veamos la Historia

Si repasamos la Historia desde el siglo XVIII, por poner un punto de partida diáfano, el mundo de la Ilustración, la Modernidad, el Progreso, la Libertad y la Igualdad, ha ido cada vez a más y más guerras, más y más muerte, más y más perfectas. Está claro que la guerra o el conflicto es un gran negocio. Es EL NEGOCIO. En guerra los presupuestos de los estados (e individuos) van por los aires. Todos los fondos se destinan a comprar materias primas y pagar mal a la soldadesca y al trabajador (a menudo también empresarios bien conectados) de industria estatal o privada. Y no hay bastantes ingresos para pagar los presupuestos de gastos corrientes y los tremendos gastos de guerra.

¿Qué cómo pagan esos gastos los estados? Con préstamos, por supuesto, a un interés perfectamente pactado con la banca.

¿Pero la banca presta dinero sin garantías? Noooo. ¡Ni de broma! La banca presta dinero a todos los países en guerra y con la perfecta garantía de todos esos estados en conflicto de que, ganen o pierdan, el país deudor devolverá el dinero. Si ganas tu préstamo lo devolverá el país al que has vencido, porque tu país se porta bien y el perdedor se portó mal (por eso pierde, ¿no?). Así pues la banca ha hecho siempre EL NEGOCIO PERFECTO: Presta dinero a ambas partes y cobra siempre. El primer beneficiado, pues, de una guerra, es la banca, y los gobiernos no pueden impedirlo. Es más, a los gobiernos y sus cuervos, cuyos presupuestos ordinarios (no los de guerra, sino los normales) son financiados por la banca, les interesa esa buena relación del toma y dame. Así ocurrió en las guerras napoleónicas, en la Primera y Segunda Guerra Mundial y en cualquier otra que podamos recordar a escala menor.

Hoy en día. El conflicto

Ahora traslademos el asuntillo al conflicto del empresario y el trabajador y, también, consumidor. Lo del empresario es una pequeña broma, ya que en España y la mayor parte de países del mundo deberíamos hablar del micro-micro-empresario-autónomo. Tanto el empresario, como su empresa, el trabajador y el consumidor, necesitan de la financiación de la banca entre esas partes.

¿A quién beneficia esa eterna guerra? ¿Quién gana siempre sea cual sea la situación económica y pase lo que pase al empresario y al trabajador? ¿Por qué hay cumbre entre patronal y sindicatos para discutir sobre el aumento salarial, pero no se discute entre consumidores, patronal y sindicatos, de un lado, frente a la banca, de otro, sobre el tipo de interés?

La razón es clara: A alguien le conviene que consumidores, patronal y sindicatos estén siempre muy enfrentados y lo más enganchados posible. ¿Adivinas a quién? Y no hablo de los trabajadores de la banca, desde luego.

Conclusión: Cuando he sido empresario he intentado empatizar con el  trabajador y cuando he sido trabajador he intentado empatizar con el empresario. Somos socios.

 

Fernando Grau.

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