Fiódor Dostoyevski (Autor)
Humillados y ofendidos, de Fiódor Dostoyevski
El realismo que nos muestra Humillados y ofendidos, de Fiódor Dostoyevski, no es del actual estilo morboso tan de moda. Dostoyevski sólo necesita exponer la realidad clara, sin detalles macabros, para lograr su propósito de concienciar.
La narración se sitúa, como es conocido, en la Rusia zarista, con la nobleza y el poder económico en la cumbre del poder social. Pocos años después, la fuerza no pasaría al pueblo. Simplemente cambió de unas élites a otras, y el pueblo se vio sometido a la misma dictadura del materialismo; ahora el comunista. En la lectura tomamos conciencia de la injusticia social, del culto por el dinero y la adoración por los placeres mundanos, con graves consecuencias para el débil de la selva.
El dinero, la religión, el conocimiento tradicional, no son malos
Algo que he encontrado a menudo entre intelectuales progresistas es la afirmación, a mi entender muy equivocada, de que el dinero, la religión e incluso el conocimiento tradicional, son negativos para el ser humano.
Dan por supuesto que el progreso está al otro lado del capital, que es ateo y cientificista. Sin embargo en Humillados y ofendidos, de Fiódor Dostoyevski, vemos claro que no es así. La novela demuestra que, como me gusta decir, no es malo el cuchillo, el palo o internet, sino las acciones de quien los usan.
Dostoyevski nos da a conocer personas que idolatran el capital y otras que lo utilizan para objetivos virtuosos. Ciertos personajes practican las virtudes que defiende la religión cristiana con su prójimo, y otros se valen de cualquier arte para aprovecharse de los débiles. Los que tienen conciencia defienden la verdad, aunque vaya contra sus intereses, mientras que los amorales la manipulan y mienten lo que sea necesario para ajustar conciencia y verdad a sus objetivos psicópatas.
LA VIRTUD SUPREMA
Subyace un conflicto durante toda la novela, el de la virtud suprema, vinculada con la verdad. Es muy bello y eterno el problema de los límites para buscar la virtud. La escala de valores (que no virtudes) personales. Humillados y ofendidos, de Fiódor Dostoyevski, nos propone el asunto. ¿Qué es más noble? ¿El honor o el perdón? ¿Dónde está el límite del honor y conviene dejar paso al perdón? Por tanto, ¿dónde está la verdad? Aristóteles ponía la virtud en un punto medio. Sin embargo no me parece una solución general ante la verdad. Escribió Leonardo Castellani que “lo menos malo también es malo”. Así es, porque lo que no es verdad es mentira. Por lo que hemos de buscar la verdad con honestidad. Sólo hay un lado en la Verdad, que es el del perdón y el amor.
LA SUPREMA MALDAD
En cierta escena leemos un monólogo tremendo en el que se descubre el mal supremo, el mal del psicópata (la falta de empatía, de amor; no confundir con el psicótico). Un egoísta y soberbio que es consciente de tal, y se regodea en el ego sin límites. El momento cumbre de la obra, el momento del poderoso.
Dostoyevski, un grande.